Comentada por:
Jorge Luis Álvarez Castañeda
¡Que la paz sea con nosotros hoy!
Jesús, en las tres anteriores lecciones decía que nada de lo veíamos, de lo que percibíamos, tiene significado para nosotros. Hoy, nos dice que nuestros pensamientos tampoco tienen significado.
Nos dice Jesús en la lección:
_Estos ejercicios, a diferencia de los anteriores, no comienzan con la idea de hoy. 2Da comienzo a estas sesiones de práctica observando los pensamientos que cruzan tu mente durante un minuto más o menos. 3Luego aplícales la idea. 4Si ya eres consciente de pensamientos que no te hacen feliz, úsalos como sujetos para la idea. 5No obstante, no selecciones sólo los pensamientos que a tu parecer son “malos”. 6Si te acostumbras a observar tus pensamientos, descubrirás que representan una mezcla tal, que en cierto sentido ninguno de ellos puede calificarse de “bueno” o de “malo”. 7Por eso es por lo que no significan nada”_.
Importante labor que nos pide Jesús. Mirar nuestros pensamientos en una labor de testigo. Por mi mente, cruzan todo tipo de pensamientos, los que considero “buenos” y los que considero “malos”, al igual, que los que me causan felicidad e infelicidad. Y Jesús nos asegura que no significan nada. Continuamente están cambiando los criterios con los cuales los valoramos, por lo tanto, el significado que le damos no es único, no es constante, es completamente subjetivo depende de nuestro estado de ánimo, de nuestros intereses, de nuestra historia personal. Y esa variabilidad es un indicador de que nos estamos orientando por el ego, pues, la verdad de Dios, no cambia, es inmutable y eterna. Los pensamientos orientados por el Espíritu Santo, a diferencia de los del ego, si tienen significado. El Espíritu Santo fue la Respuesta de Dios a la creencia en la separación de Dios por parte del Hijo de Dios y su función es corregir los errores que cometemos al tener al ego como maestro y ayudarnos a despertar de este sueño de la separación. Mientras el ego ve separación, el Espíritu Santo ve unidad; mientras el Ego ve miedo, el Espíritu Santo ve amor; mientras el ego ve conflicto, el Espíritu Santo ve paz; mientras el ego ve culpabilidad, el Espíritu Santo ve inocencia; mientras el ego ve carencia, el Espíritu Santo ve abundancia; mientras el ego ve debilidad, el Espíritu Santo ve fortaleza; mientras el ego ve victimismo, el Espíritu Santo ve responsabilidad; mientras el ego ve intolerancia, el Espíritu Santo ve tolerancia; etc.
El Espíritu Santo nos ayuda a entender la manera como nos relacionamos con nuestros hermanos. Nos relacionamos mediante expresiones de amor o de ayuda, vale decir, de amabilidad, de respeto, de tolerancia, de paz. O, mediante peticiones de ayuda o de amor. Este es el caso de un hermano que aparentemente esté agresivo. Lo que tiene es miedo y está pidiendo ayuda, sólo que lo expresa de esa manera. El Espíritu Santo me ayuda a verlo con los ojos del amor y no del miedo y no actuar de manera que me separe más de él.
Continúa Jesús con la lección:
_”Al seleccionar los sujetos para la aplicación de la idea de hoy se requiere la acostumbrada especificidad. No temas usar tanto pensamientos “buenos” como pensamientos “malos”. Ninguno de ellos constituye tus pensamientos reales, los cuales se encuentran ocultos tras ellos. Los “buenos” no son sino sombras de lo que está más allá, y las sombras dificultan la visión. Los “malos” son obstáculos para la visión, y, por lo tanto, te impiden ver. No te interesan ni unos ni otros”_.
Jesús, dice que los pensamientos que tenemos bien sea “buenos” o “malos” no tienen nada que ver con los pensamientos reales que se encuentran ocultos detrás de ellos. Los pensamientos reales son los de Dios.
Lo real, para Jesús, se relaciona con las creaciones de Dios. Nosotros, Sus Hijos fuimos creados como extensiones en la Mente de Dios, como Sus Pensamientos. Cuando escogemos al ego como maestro de nuestra mente los pensamientos de Dios o reales, quedan ocultos detrás de todas las capas de resentimientos, juicios, odio, ira, depresión, desvalorización, pérdida, culpa, miedo, etc., que niegan nuestra verdadera Identidad como Hijos de Dios.
Continúa Jesús:
_”Éste es un ejercicio de gran importancia y se repetirá de vez en cuando de forma ligeramente diferente. 2El propósito de esto es entrenarte en los primeros pasos hacia la meta de poder separar lo que no tiene significado de lo que sí lo tiene. 3Representa el primer esfuerzo en el objetivo a largo plazo de aprender a ver que lo que carece de significado se encuentra fuera de ti y lo significativo, dentro. 4Es también el comienzo del entrenamiento que le permitirá a tu mente distinguir entre lo que es lo mismo y lo que es diferente”_.
Jesús, nos dice que este es un ejercicio muy importante. Quiere enseñarnos la importancia de saber discernir entre lo que consideramos importante y lo que no lo es. Necesitamos saber cuáles son nuestras prioridades. Y esto se relaciona con el maestro que elijamos para que oriente nuestros pensamientos: el ego o el Espíritu Santo. El ego nos va a orientar a mirar afuera, en lo externo. Para el ego, todo lo que nos sucede es responsabilidad de los demás llámense padres, parejas, hijos, jefes, gobierno, etc. El Espíritu Santo, por el contrario, nos llamará a mirar en nuestro interior, en nuestra mente y a corregir todos los pensamientos de conflicto que nos quitan la paz. Esa es nuestra responsabilidad que no podemos eludir. Así, Jesús, empieza a enseñarnos que hay una conexión entre los pensamientos que tenemos y lo que vemos externamente. Y, como es a nivel de los pensamientos donde tenemos que centrarnos, para corregirlos. Somos responsables de lo que pensamos y estos pensamientos se expresan en nuestras acciones.
El ego nos ha enseñado que las cosas son como pensamos que son, y no admitimos que puedan ser de otra forma. No se trata de cambiar el mundo, sino de cambiar la manera como vemos el mundo, nos enseñará Jesús, reiteradamente, en el Curso. Jesús, nos llama a distinguir lo que es lo mismo, así se exprese en miles de formas, en este mundo del ego. Todas las cosas expresan lo mismo: separación. Y también nos llama a distinguir lo que es diferente: los pensamientos reales, los pensamientos que pensamos con el Espíritu Santo, de amor y de paz.
Sigue Jesús en la lección:
”Al usar tus pensamientos como sujetos para la aplicación de la idea de hoy, identifica cada uno de ellos por la figura o acontecimiento central que contenga. Por ejemplo:
Este pensamiento acerca de ____no significa nada.
*Es como las cosas que veo en esta habitación, (en esta calle, etc.)*.
Los pensamientos que pienso con el ego no significan nada. Estos pensamientos no representan lo que realmente soy como Hijo de Dios, no representan a mi verdadero Ser. De igual manera, lo que veo con el ego, tampoco, significa nada.
Nos dice Jesús:
_”5. Puedes aplicar la idea asimismo a cualquier pensamiento en particular que reconozcas que es perjudicial. 2Esta práctica es útil, pero no substituye al procedimiento de selección más al azar que debe seguirse al llevar a cabo los ejercicios. 3En cualquier caso, no examines tu mente por más de un minuto. 4Aún no tienes suficiente experiencia como para poder evitar la tendencia a preocuparte innecesariamente”_.
Jesús, empieza a enseñarnos que son nuestros pensamientos los que nos causan sufrimiento. ¿Cuáles pensamientos? Los pensamientos de pecado o separación, culpa y miedo que pensamos cuando nos valemos del ego como nuestro maestro. Jesús, nos insiste en no hacer selecciones porque en realidad todos indican lo mismo: separación. Separación de Dios, de nuestros hermanos, de nosotros mismos. Jesús, comprende que todavía no sabemos diferenciar entre lo que es importante, de lo secundario; lo que nos perjudica, de lo que no. Por eso, nos llama, a no preocuparnos innecesariamente.
Finalmente nos dice Jesús:
_”6. Además, puesto que estos ejercicios son los primeros de esta índole, tal vez te resulte especialmente difícil suspender todo juicio en conexión con tus pensamientos. 2No repitas los ejercicios más de tres o cuatro veces al día. 3Volveremos a ellos más adelante”_.
Jesús, comprende las resistencias que significa el suspender los juicios. Es que el suspender los juicios implica cuestionar la manera como vemos el mundo, la manera como hemos construido nuestra vida, los valores que me han guiado y al personaje mismo que he fabricado: profesión, familia, trabajo, etc.
Proceso de práctica de la lección.
Objetivo:
Agrupar todos tus pensamientos tanto los “buenos” como los “malos”, junto con todas las cosas que ves fuera de ti como si fueran de la misma categoría:
Ejercicio:
La idea central de la lección se debe repetir y aplicar exactamente como está escrita. Si se puede memorizar mejor. La idea central ayuda a focalizar el objetivo de la lección y puede ser un aliciente para realizarla.
Realizarlo tres o cuatro veces, sin pasar de ahí, durante un minuto.
Durante ese minuto, observa tus pensamientos: incluye los que consideras “malos”, así como los “buenos”.
Después, a cada pensamiento que se haya presentado en tu mente identifica cada uno por la figura o acontecimiento central que contenga. Por ejemplo:
Este pensamiento acerca de ____no significa nada.
*Es como las cosas que veo en esta habitación, (en esta calle, etc.)*.
Realizarlo dos veces al día, preferiblemente, una vez por la mañana y otra por la noche, con una duración de un minuto más o menos sin hacer distinciones sobre lo que vea. Cualquier cosa que se vea sirve de objeto para aplicación de la lección. No hacer cuestionamientos sobre su validez o no. No hay que juzgar. Ni tener en cuenta los sentimientos referido a lo que vea.
Observaciones
No hacer diferencias al seleccionar los objetos que se observan, no hacer juicios ni interpretaciones sobre ellos. Hagamos la lección siempre en compañía del Espíritu Santo y de Jesús sin olvidarnos de reír.
Les deseo muchas experiencias de paz y de amor con esta lección.
¡Muchas, muchísimas, bendiciones!
Jorge Luis Álvarez Castañeda
Lección 4.